Última semana. La despedida.

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Durante todo el fin de semana estuve pensando en realizar alguna actividad la cual gustase a los alumnos. Pensé en llevar dos murales que había realizado para una asignatura del año pasado y que los alumnos lo llenasen de sus dibujos. Así lo hice, se lo comenté a la tutora a la vez que le enseñaba los dibujos y se mostró encantada. A los niños les expliqué que no me gustaban cómo se habían quedado y quería que ellos me ayudasen a decorarlo.

También a comienzo de semana, aprendimos la canción de la Dragona Zampona, la cual íbamos a cantar el día de la paz en el patio. Dicha canción dice así.

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La Dragona Zampona

traga y traga las cosas malas que el hombre haga.

Traga las guerras, traga el fusil, traga las bombas

tragalarí.

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Miércoles comenzaba a desarrollar la actividad que iba a realizar a los alumnos, explicando, en un primer lugar, en qué consistía. Repartí a los alumnos una cuartilla a cada uno, en la cual debían de poner por delante, tres sinónimos de la palabra PAZ, y detrás, tres antónimos. Recogí todas las cuartillas e hice el recuento. Las palabras más repetidas fueron AMOR y GUERRA. Con todo ello, me dispuse a realizar los carteles.

Durante jueves y viernes los alumnos pintaron todo los carteles y el último día, viernes, fuimos a celebrar el día de la Paz. Era un día triste, pues era el último que iba a estar allí, con aquellos loquitos. A última hora, me despedí de ellos y ellos se despidieron de mí, regalándome un detalle y yo haciendo lo mismo con ellos.

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Ha sido una experiencia inolvidable y todo gracias a esos locos bajitos, que me hicieron sentir como el mejor profe del mundo. Agradecerles lo fácil que ha sido trabajar con ellos, a la tutora lo bien que se ha portado conmigo junto con el resto del equipo docente del CEIP Río Segura. Gracias.

Tercera Semana. ¡Sorpresa!

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 La semana comenzaba con muy buen pie, y con mucho cansancio también. El lunes, aparte de tener que acudir al seminario en la universidad, teníamos pensado una actividad para el aula. El hermano de uno de los alumnos de la clase acudió al aula, pero no lo hizo solo, sino con su mascota, un águila llamada "la Coja".

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Los alumnos quedaron perplejos al ver al animal y no tardaron en comenzar con una batalla de preguntas. Todos los alumnos pudieron tocarla, ya que estaba acostumbrada a la presencia humana. Sergio, el dueño del águila, comentó los aspectos básicos del cuidado del animal.

 Fue una bonita experiencia para los alumnos, que se mostraron interesados en todo momento. Muchos de ellos, al día siguiente, trajeron una gran variedad de información sobre las águilas, y ellos mismos se dieron cuenta de que todo lo que había dicho Sergio, coincidía con lo que ellos mismos habían buscado.

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Cuando el martes entré por la puerta de la clase, cinco minutos antes de que subieran los alumnos, me quedé perplejo. Una de las profesoras del centro había traído una gran diversidad de animales hechos de papel. Estas pequeñas joyas le sirvieron a mi tutora para explicar más cosas sobre los animales.

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A final de semana, tuve la oportunidad de hacer una pequeña evaluación a los alumnos sobre las tablas de multiplicar, la del dos y la del cuatro. Comencé a llamar a los alumnos, uno por uno y en orden de lista, a una mesa situada al fondo de la clase. Les preguntaba las dos tablas y luego apuntaba la calificación: MB, Muy Bien; B, Bien; R, Regular y M, Mal

Segunda semana. El Caballito Soñado

     El lunes día 13 de enero sonaba la sirena y los alumnos subían a clase. Tenían más sueño que ganas de jugar y, por supuesto, de aprender. Pero no sabían que la tutora les tenía una sorpresa preparada:

Era un niño que soñaba 

un caballo de cartón. 
Abrió los ojos el niño 
y el caballito no vio. 

Con un caballito blanco 
el niño volvió a soñar; 
y por la crin lo cogía... 
¡Ahora no te escaparás!

 
Apenas lo hubo cogido, 
el niño se despertó. 
Tenía el puño cerrado. 
¡El caballito voló! 

Quedóse el niño muy serio 
pensando que no es verdad 
un caballito soñado. 
Y ya no volvió a soñar. 

Pero el niño se hizo mozo 
y el mozo tuvo un amor, 
y a su amada le decía: 
¿Tú eres de verdad o no? 

Cuando el mozo se hizo viejo 
pensaba: Todo es soñar, 
el caballito soñado 
y el caballo de verdad. 

Y cuando vino la muerte, 
el viejo a su corazón 
preguntaba: ¿Tú eres sueño? 
¡Quién sabe si despertó!

     Para mi sorpresa, cuando la seño Andrea comenzó a leer, el silencio más absoluto se apoderó del aula. Los niños escuchaban atentamente la poesía de Antonio Machado y tras finalizar, los alumnos la interpretaron. Seguidamente la profesora la copió en la pizarra para que los niños la copiasen y que al día siguiente la pudiesen recitar. Los niños estaban encantados y yo sorprendido de ver cómo les gustaba tanto las poesías.

     Pero mi cara de sorpresa parecía que iba a durar. Martes se comenzó a introducir a los alumnos en el mundo de la multiplicación. Fue oír la palabra multiplicación  y los alumnos comenzaron a gritar de la emoción. Yo no me explicaba como TODOS esos locos bajitos tenían tanto entusiasmo por aprender las tablas. Era tal la emoción que al día siguiente ya se sabían la tabla del dos y al final de semana, la del cuatro, aunque ésta última les costó un poco más.

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Fotografía 8.

     El viernes 17 de enero se realizó la actividad complementaria sendero por el río. La finalidad de esta actividad era conocer el entorno y la naturaleza más próxima al alumno, además de concienciarlos sobre la importancia de cuidar el medio ambiente y fomentar en ellos un hábito saludable como es el deporte al aire libre, en contacto con la naturaleza.

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     La actividad consistía en que los alumnos paseasen observando la naturaleza hasta llegar a un parque, situado en Desamparados (Orihuela), a 1,5 km del centro. Durante el recorrido debían de ir contemplando la naturaleza, así como las diferentes construcciones que se habían realizado sobre el río, como las Norias.

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     A la hora de la vuelta, los alumnos estaban muy cansados y casi ni podían hablar. Lo que no sabían era que los profes estábamos más agotados que ellos. En general, la actividad fue muy divertida y nos permitió tener un trato más cercano con los alumnos.

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     La semana finalizaba junto con mi energía. Sin embargo, durante todo el fin de semana estuve dando forma a la idea que había tenido.

Semana uno, comenzaba la nueva experiencia.

Antes de que el despertador sonara, ya estaba sentado en el borde de la cama. No podía creer cómo el tiempo había podido pasar tan rápido. Aún con el sabor del turrón de las navidades, los "prácticos" llegábamos al colegio. Tras una presentación por parte del director fuimos a conocer las instalaciones y pronto, cada alumno a su clase.

   

Cuando entré a clase me llevé una grata sorpresa, no me esperaba que los niños estuviesen tan bien sentados y con las mesas tan ordenadas. Algo nervioso me presenté a los niños y ellos se presentaron, algo más nerviosos y tímidos que yo.

   

La tutora me aconsejó que me situase al final de clase, para así observarlo todo con mayor detenimiento y sin distraer a ningún alumno, aunque las miradas de los más inquietos siempre apuntaban hacia mí. Más de uno se llevaría a casa, aparte de los deberes, un buen dolor de cuello.

Comencé a observar todos los rincones de la clase preguntando a la tutora en el recreo para qué servía cada uno ya que muchos de ellos me llamaron la atención.

Fotografía 2. Rincón de Información.

En el rincón de información los alumnos podían dejar información sobre el tema de Conocimiento del Medio, que en el mes de prácticas fue Los Animales

Fotografía 3. Biblioteca.

La biblioteca era frecuentada por los alumnos más veloces, ya que cuando terminaban todos los deberes de clase, podían leer libros.

 

Fotografía 4. Asamblea. 

Fotografía 5. Ordenador.

Fotografía 6. Rincón de juegos.

El juego preferido por todos los alumnos no era la plastilina. ¡¡Era el ajedrez!!

    

    

La primera semana transcurrió con total normalidad, yo me adaptaba a clase, los alumnos se adaptaban a mí y todos contentos, aunque yo más, porque la tutora me dio total libertad en clase, por lo que el primer día ya estaba corrigiendo dictados y deberes, lo cual se convirtió en el pan de cada día durante el mes, aunque sin excesos.