Tercera Semana. ¡Sorpresa!

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 La semana comenzaba con muy buen pie, y con mucho cansancio también. El lunes, aparte de tener que acudir al seminario en la universidad, teníamos pensado una actividad para el aula. El hermano de uno de los alumnos de la clase acudió al aula, pero no lo hizo solo, sino con su mascota, un águila llamada "la Coja".

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Los alumnos quedaron perplejos al ver al animal y no tardaron en comenzar con una batalla de preguntas. Todos los alumnos pudieron tocarla, ya que estaba acostumbrada a la presencia humana. Sergio, el dueño del águila, comentó los aspectos básicos del cuidado del animal.

 Fue una bonita experiencia para los alumnos, que se mostraron interesados en todo momento. Muchos de ellos, al día siguiente, trajeron una gran variedad de información sobre las águilas, y ellos mismos se dieron cuenta de que todo lo que había dicho Sergio, coincidía con lo que ellos mismos habían buscado.

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Cuando el martes entré por la puerta de la clase, cinco minutos antes de que subieran los alumnos, me quedé perplejo. Una de las profesoras del centro había traído una gran diversidad de animales hechos de papel. Estas pequeñas joyas le sirvieron a mi tutora para explicar más cosas sobre los animales.

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A final de semana, tuve la oportunidad de hacer una pequeña evaluación a los alumnos sobre las tablas de multiplicar, la del dos y la del cuatro. Comencé a llamar a los alumnos, uno por uno y en orden de lista, a una mesa situada al fondo de la clase. Les preguntaba las dos tablas y luego apuntaba la calificación: MB, Muy Bien; B, Bien; R, Regular y M, Mal